Inteligencia artificial, sí. Hemos oído hablar de ello, y sabemos (más o menos) de qué se trata, la usamos y también pensamos que dominará a los seres humanos.
El progreso técnico realizado en torno a la Inteligencia Artificial es simplemente asombroso. Lo sabemos, y estamos muy sorprendidos de ‘lo que sigue’ relacionado con las aplicaciones de Inteligencia Artificial.
Estamos viendo cómo nuestras redes sociales reconocen nuestras fotos y las fotos de nuestros amigos con nosotros cada vez que publicamos algo; incluso las personas que no conocemos también se identifican en nuestras imágenes mediante Inteligencia Artificial integrada. Vemos cómo podemos crear una instrucción de voz en nuestro teléfono inteligente y que éste escriba o busque algo para nosotros.
También vemos cómo muchas aplicaciones pueden ayudarnos a llevarnos a un lugar que antes no conocíamos, o buscarnos gasolineras, restaurantes, o cualquier otro tipo de servicio. Nuestras agendas y nuestro tiempo de trabajo ahora se rastrean con aplicaciones impulsadas por Inteligencia Artificial. Nosotros, los usuarios, vemos el lado ‘amigable y agradable’, convenciéndonos de que todo esto es muy útil y nos está haciendo la vida más fácil.
Pero también estamos presenciando cómo la Inteligencia Artificial crea automáticamente nuevos contenidos, como textos, artículos, imágenes, vídeos, música… ¡incluso piezas de arte! Esto es de alguna manera interesante y divertido. De hecho, en muchos casos, puede resolver muchos problemas cuando los ingenieros de inteligencia artificial no tienen suficientes datos (como imágenes, sonidos, voz o medios) para entrenar los sistemas. Esto es posible gracias a la gran cantidad de contenido público y gratuito disponible hoy en día, como rostros humanos, sonidos, videos, medios, contenido de redes sociales, artículos, blogs, texto, libros, etc.
Las redes neuronales pueden ser entrenadas para replicar esas imágenes, traducción de texto, subtítulos de voz a texto, imágenes, etc. Esto es posible ya que la capacidad tecnológica está creciendo hasta un punto en el que las máquinas pueden aprender rápidamente sobre el comportamiento humano. Entonces, ¿somos nosotros, los humanos, tan predecibles? Quizás en muchos aspectos esenciales, ¡sí lo somos! Aquí hay una muestra de lo que Google Duplex logró en 2018, donde una máquina reserva una cita de peluquería manteniendo una conversación con un ser humano real. Puedes ver el vídeo aqui:
Por otro lado, la creatividad humana es ilimitada, y la misma tecnología puede usarse para resolver problemas y mejorar cosas, pero también puede usarse para muchos otros propósitos. Como tal, puede crear contenido ‘falso’ con tal nivel de perfección capaz de engañar a los humanos en muchos casos.
Estoy seguro de que hemos oído hablar del ‘contenido profundamente falso’ (deep-fake content).
El contenido deep-fake es cualquier tipo de contenido (fotos, imágenes, videos, sonido, voz o texto) generado artificialmente por sistemas y máquinas previamente entrenadas al respecto. Esto también se conoce como contenido sintético. Y esta es la parte aterradora. Vea, por ejemplo, lo que BBC News publicó sobre cómo falsificar el discurso de ‘Barack Obama’ usando tecnología de IA
En los últimos 5 años, este contenido generado por IA se ha utilizado para crear estafas y realizar acciones ilegales de muchas formas. Generando también lo que se denomina ‘pornografía deepfake’, dañando la imagen pública de muchos famosos al pedir un rescate o cualquier otro tipo de chantaje. En general, las consecuencias de esto pueden ser muy dañinas para la sociedad.
Afortunadamente, existe una gran investigación en la generación y capacitación de sistemas para detectar deepfakes y contenido sintético, que se perfila como una gran amenaza de ciberseguridad.